A todos nos puede pasar esto, me digo. Mayormente nuestro ego trata de protegernos y nos hace creer que somos especiales, pensé: "él no podría hacerme eso", pero por supuesto que puede (y pudo). Cada humano es tan minúsculo y cada uno cree que es especial, pero la vida nos enseña que no significamos mucho, nuestras decisiones hieren y lastiman a otros y a pesar de eso logramos perdonarnos a nosotros mismos siguiendo adelante. Es más difícil cuando eres la persona a la que hirieron, porque aunque es necesario que como adultos nos hagamos cargo de nuestras propias emociones y traumas, es injusto tener que cargar con todo este peso.
Lo más sano, me dice mi mente sabia, es enfocarme sólo en mi proceso, a veces muy triste, a veces muy enojada, resentida, vengativa, nostálgica, sobretodo adolorida y con mucho miedo. Miedo de que en mis relaciones futuras me sea más difícil confiar, miedo de estar alerta y buscar señales de que me traicionarán.
La única expectativa que pongo en mí es que a pesar de esta experiencia desagradable, siga permitiéndome amar y ser vulnerable.
Es muy seductor el resentimiento y el sentimiento de venganza de saber que él se siente culpable, pero es efímero. Porque él ya está tratando de seguir adelante con otra persona, todo el asunto está lleno de mentiras y traición, pero objetivamente puede decirse que su mundo no ha parado como el mío si sigo enfocándome en el resentimiento.
Por eso, si puedo desearle algo bueno, es que de esta experiencia aprenda sobre responsabilidad afectiva, que no es algo que surge espontáneamente, es algo que se practica. Involucra comunicarse (lo bueno y lo malo), involucra ser sincero, involucra tomar la decisión una y otra vez de cuidar la relación. Porque las relaciones son como cuidar una planta juntos, no puedes ser inconsistente y regar mucho a la planta una semana, y el siguiente mes darle apenas agua.
Y si puedo sacar algo bueno de esta experiencia, es fortaleza. Creo que si logro superar esto, habiendo superado también la muerte de mi madre, significa que puedo con todo. Si logro procesar esta experiencia sanamente, quizá ya no le tenga tanto miedo al abandono, quizá los mitos sobre el amor romántico que tenía en mi cabeza cambien y se transformen en creencias de un amor maduro y algo más real.
Escribo esto en un momento de calma, que no sé cuánto durará. Hasta que vuelva a recordar sus mentiras, hasta que reconozca lo mucho que duele pensar que está con alguien más, hasta que me sienta sola y tonta.
Ojalá en mi próximo vínculo esté con una persona que se sienta seguro de que quiere estar conmigo, que quiera cuidarme y fortalecer la relación. Ojalá en mi próximo vínculo pueda sentirme segura al hablar sobre lo que siento y mis emociones. Ojalá mi próximo vínculo piense en mí antes de cometer un acto de infidelidad o traición, y ojalá no minimice mis sentimientos haciéndome sentir intensa e insegura.
No se lo dije, pero ojalá yo pueda perdonarle, porque entiendo que ese perdón significa más para mí que para él, significa mi crecimiento. No quería hacerlo, porque deseaba quedarme en su cabeza, aunque sea como un recuerdo desagradable, porque me sentí reemplazada, dejada, olvidada, cambiada, pequeña, minúscula.
Pero él tomó la decisión de irse con alguien más. El decidió mentir, ocultar y traicionar, el dolor que siento es sólo una consecuencia de sus actos. Teniendo en cuenta eso, que no soy una víctima y que él no tiene poder sobre mí, es que puedo decir que aunque lo extrañe y sienta celos, ya no deseo que sea parte de mi vida.
Gastar tiempo en pensar por qué tomó la decisión es en vano, pensar qué hice mal es en vano, tratar de comprenderlo es en vano, porque estoy segura que él tampoco se comprende a sí mismo, ya que si reflexionara se daría cuenta de las decisiones cuestionables que ha tomado (y sigue tomando). Es su camino, está lleno de errores, como el mío también, somos un reflejo del otro también.
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